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La pandemia de COVID-19 afecta desproporcionadamente a las poblaciones más vulnerables del mundo. Entre ellos se encuentran los más de 70 millones de personas desplazadas por la fuerza: refugiados, solicitantes de asilo, desplazados internos y trabajadores migrantes, incluidos los inmigrantes indocumentados.

 

Muchas de estas mujeres, hombres y niños viven en malas condiciones en todo el mundo, con falta de acceso a servicios básicos como agua limpia, alimentos, saneamiento o acceso específico a la atención médica, así como falta de estatus legal. La pandemia exacerba estas condiciones de vida.

 

Los refugiados, los solicitantes de asilo y los migrantes no deben ser estigmatizados o pintados como una "amenaza"; en tiempos de COVID-19.

 

MSF analizó las actividades médicas en el campamento de Matamoros, en la frontera entre Estados Unidos y México, donde viven alrededor de dos mil solicitantes de asilo.

Texto y fotografías para Médicos Sin Fronteras publicadas en Cultura Colectiva

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